Tanto
los textos que circulan en los diferentes ámbitos de la vida cotidiana, como
los que están relacionados con las esferas artística, académica o profesional
presentan una serie de características comunes que permiten agruparlos en
diferentes clases. Por ejemplo, se puede diferenciar fácilmente un folleto
publicitario de un cuento, y a su vez, son evidentes las diferencias de
cualquiera de estos con una demanda judicial o una crónica periodística. Cada
una de esas clases de texto recibe el nombre de género discursivo, según un señor lingüista llamado Mijael Bajtín.
Los
géneros discursivos son incontables porque existe una gran variedad dentro de
cada uno de los ámbitos de la actividad humana, según Bajtín, hay tantos géneros discursivos como trabajos tenga el hombre. Dentro del campo del periodismo
pueden mencionarse la crónica, la nota de opinión, el reportaje, el editorial y
otros; dentro de la actividad judicial: la demanda, el alegato, la sentencia,
las leyes, etcétera; y así podría seguir la enumeración casi hasta el infinito.
Lo
que permite reconocer un texto como perteneciente a uno u otro género
discursivo es que estos organizan la forma de usar la lengua en cada situación
y forman parte del código de comunicación de una comunidad. Es decir, cada uno
tiene una estructura y un estilo particular que permiten su reconocimiento. Los
géneros discursivos son categorías útiles para el lector, ya que le permiten
posicionarse ante los textos con algunas herramientas que los definen y los
caracterizan, facilitando la lectura y la comprensión.
Los
géneros discursivos se clasifican en primarios y secundarios. Los primarios o
simples, que pueden ser tanto orales como escritos, son todos los que tienen que
ver con la comunicación en la esfera cotidiana y tienen relación directa entre
el emisor, el receptor, el enunciado y su contexto.
Los
secundarios o complejos, como las novelas, las obras dramáticas, las
investigaciones científicas, los grandes géneros periodísticos, etcétera, que
surgen en situaciones de comunicación más complejas, son más desarrollados y
organizados, por lo que circulan principalmente en forma escrita, y pueden
contener diversos géneros primarios. Un claro ejemplo es la novela Boquitas
pintadas de Manuel Puig, que incluye cartas, avisos fúnebres, actas policiales,
diarios personales, textos de radioteatro, letras de canciones y artículos de
revistas dentro de la narración. La literatura se incluiría dentro de los
géneros secundarios dada la complejidad de su producción, pero a su vez, se
divide en géneros menores, que pueden clasificarse en tres grandes grupos
llamados géneros literarios (mañana los publicaré en una nueva entrada).
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