14/10/16

Preludio (microrrelato) - José Díaz

Abre la página. Sus ojos son atraídos por los signos de perfil y ordenados en fila. Comprende las letras y las engarza en palabras: comienza la lectura. 
Descifra el título: "El dinosaurio", y levanta una ceja. Decide adentrarse en el texto y arranca por "Cuando", se eleva con "despertó" y avanza a través de "el dinosaurio", entonces el vértigo le hace tambalearse; sin embargo, consigue mantener el equilibrio en el "todavía" suspensorio, se desliza por el "estaba" y se precipita hacia el "allí".

Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.

El resto de la página, en blanco. La imaginación, espoleada, se desboca, mientras los ojos buscan más letras, que no hay, entre la desértica blancura que queda.
La mente, necesitada de asidero, proporciona un tiempo para el "cuando", un sujeto para el "despertó" y una forma inconcebiblemente monstruosa para "el dinosaurio". Aún se interroga por el "todavía" mientras le sobrecoge el "estaba allí". Ni el quién. ni el cómo, ni el cuándo, ni el dónde, y menos aún el por qué le han sido ofrecidos, sino escamoteados. Por tanto, debe imaginarlos para poder explicárselos.

La línea trae consigo, anudado, un mundo entero, y logra pasarlo a través del ojo de una aguja con el fin de clavarlo en su imaginación. La de usted.

JOSÉ DÍAZ

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